Porque la función del proceso es ayudarte a lograr tu objetivo aunque te encuentres en un momento de indefinición, estancamiento o retroceso respecto al mismo.
Cuando más útil resulta es precisamente en esos momentos de inicio o de dificultad porque el proceso puede ayudarte:
a entender los valores y motivaciones que subyacen en tu objetivo, clarificando el objetivo y la situación,
a discernir lo importante de lo secundario,
a descubrir los recursos que tienes y los que necesitas,
a desarrollar los recursos propios,
a diseñar un plan de acción coherente, consistente con la realidad y responsable contigo mismo, con metas firmes pero flexibles;
a mantener el empeño,
a disfrutar del trabajo y del aprendizaje necesario para lograr las metas y,
también, a permitirte lograrlo.